La Edad De La Duda
Con las primeras luces del alba, el comisario Salvo Montalbano se despierta sobresaltado por una pesadilla angustiosa. En ella, la capilla ardiente de su propio funeral se instala en su despacho y todos sus compañeros de trabajo le dan las condolencias por su reciente fallecimiento. Y lo peor es que Livia le comunica que no tiene intención de asistir al entierro, pues, aunque lo ha amado tanto en vida, no puede «desaprovechar esa oportunidad». Pero las zozobras íntimas del comisario quedan en segundo plano cuando la llegada al puerto de Vigàta de un misterioso velero de lujo coincide con el hallazgo de un cadáver con el rostro desfigurado. Montalbano se pone manos a la obra y pronto se verá inmerso en una investigación de muy hondo calado, en la que el tráfico de diamantes africanos desempeña un papel fundamental.
En palabras del propio autor, esta no solo es la aventura más «marina» del comisario, sino que por primera vez trabaja codo a codo con una mujer policía. ¡Y qué mujer! La joven teniente Laura Belladonna es de una simpatía irresistible y una belleza magnética. Igual que Petrarca, para Montalbano Laura es el «dulce error», el deseo nunca consumado, aunque si correspondido, que lo situara frente a frente con su conciencia. La proverbial lucidez de Salvo no le bastará esta vez para librarse de algunos de los fantasmas que lo atenazan, por lo que deberá acudir en busca de consuelo a la trattoria de Enzo, quizá con más frecuencia de lo habitual.
«Camilleri, despojado a su héroe de la pesada coraza, lo ha desarmado a traición. Y en ese estado extremadamente vulnerable, melancólicamente únicamente, el comisario de Vigàta solo puede provocar, al acabar la novela, la conmoción del lector» La Repubblica
Detalles del libro:
Autor: Andrea Camilleri
Cantidad de páginas: 219
Ediciones Salamandra, 2012